Temer: el plan de ajuste brasileño

En Brasil, en el "gigante latinoamericano" destituyeron a la presidenta Dilema Rousseff, que había sido elegida por el voto de más de 54 millones de brasileños.

Con este "golpe palaciego" le arrebataron el gobierno después de cuatro mandatos consecutivos al PT, y la perspectiva era ganar las elecciones en 2018. Con la destitución de Zelaya, en Honduras, Lugo en Paraguay; y Dilma en Brasil, ya son tres los presidentes elegidos por el voto popular que son destituidos, abriendo una nueva etapa de crisis de los regímenes "democráticos" latinoamericanos.

Con Brasil, suman tres presidentes destituidos en la región quienes no llegan a cumplir la totalidad del mandato, la mano del Imperialismo estuvo detrás de cada uno de estos procesos.

La profundización de la crisis económica mundial que cada vez golpea con más fuerza sobre nuestros países, profundizó los roces y divisiones entre los distintos sectores burgueses que vieron como salida terminar con las medidas "populistas" del PT, y aplicar un severo plan de ajuste contra los trabajadores y el pueblo pobre. Intentaron con este golpe matar dos pájaros de un tiro: el primero arrebatarle el poder al PT, el segundo aplicar un fuerte ajuste.

De esta forma entregaron la presidencia del país a Michel Temer, político conservador con aspecto de "mayordomo de una película de terror" que ocupaba el cargo intrascendente de vicepresidente, dirigente del partido burgués PMDB, aliado al PT en el gobierno.

A Dilma no la destituyeron por corrupción, sino por un supuesto "desmanejo administrativo". Por el contrario Temer está hundido en la más salvaje corrupción, lo mismo que casi la mitad de los parlamentarios que votaron echar a Dilma. Temer llegó a la presidencia sin que nadie lo vote y su primer logro fue un abucheo generalizado en su única presentación pública importante, en la inauguración de los Juegos Olímpicos de Río.


Las luchas de los trabajadores fue una de las razones de la destitución



La situación política cambió rotundamente en el segundo período de gobierno de Dilma, por la profundización de la crisis económica y la movilización de las masas como protagonista fundamental.


Los trabajadores tomaron en sus manos la lucha contra los planes de austeridad. La debilidad de su gobierno fue rápidamente aprovechada por la patronal, representante de los intereses más concentrados de la economía brasileña, que ansiaba terminar con la experiencia "populista" del PT. A esto hay que sumarle que ante la gravedad de la crisis económica, Dilma comenzó a aplicar un plan de ajuste que fue mermando el apoyo de las masas a su gobierno.

Pero dicho ajuste era insuficiente para la patronal y el imperialismo, querían un ajuste mayor. No necesitaron para sacarse al PT de encima recurrir a un golpe militar, utilizaron un mecanismo parlamentario de dudosa credibilidad "el Impeachment" Si los roces y diferencias entre los distintos sectores burgueses y el Imperialismo no se transformaron en una crisis más violenta se debió a varias razones, pero las fundamentales son dos: El papel jugado por las direcciones del movimiento obrero y de masas, y cierto desarrollo económico que vivió Brasil en la última década.

La crisis política y social que conduce al "Impeachment" (juicio político), está ligada al cambio en la situación económica. Después de años de crecimiento, ahora Brasil está sufriendo una profunda recesión de 3% del PBI (la mayor en 80 años), con una caída brutal del empleo escalando al 11% de desocupación. Por eso los empresarios están pidiendo que el Estado limite los llamados "gastos sociales “para que ese dinero vuelva al bolsillo de ellos y del Imperialismo.


La Fragilidad del Régimen “democrático” en las economías semicoloniales



En 2002 el PT inauguró una etapa "populista", Lula intentó una tibia independencia  frente al imperialismo, creó programas de alimentos y de ayuda dirigidos a los sectores más pobres y Dilma los sostuvo a pesar de que habían cambiado las condiciones económicas del país y de la región.


El PT no solucionó los problemas de fondo, el partido ni su máximo dirigente, Lula da Silva no se propusieron acabar con el sistema capitalista, sino al contrario fortalecerlo. Lula decía que quería mejorar al capitalismo, construir un capitalismo mejor, más Humano, pero eso no existe. Para colmo Brasil es una economía semicolonial, lo que le falta a este país no es "construir un capitalismo mejor" sino la independencia económica: romper con todos los acuerdos que lo atan al imperialismo, comenzando por dejar de pagar la deuda externa. Terminar con los problemas de fondo que hunden al país y a los trabajadores, es acabar con la lacra del sistema capitalista, razón fundamental de la desigualdad y el saqueo permanente que sufren nuestras naciones.

El PT pudo avanzar en resolver el problema del hambre que asolaba a un importante sector de su población y también reducir la tasa de desempleo, sin salir de los marcos del capitalismo y conciliando con los intereses de las grandes patronales, pero sus logros se debieron a una coyuntura extraordinariamente favorable para la región que fueron los altos precios que tuvieron en el mercado mundial, las materias primas (commodities). Cuando estos precios comenzaron a bajar, se terminó la época del populismo “petista", y dejó al descubierto la verdadera cara de la economía semicolonial capitalista. Este es el límite de los gobiernos populistas de la región, (Maduro; CFK, Evo, Dilma, Correa) cuando comienzan a bajar los precios de las materias primas, se termina el "reparto de la miseria" que puede tolerar el capitalismo, y se acaban los regímenes "populistas".

Hasta aquí la crisis institucional parece haber sido cerrada con la salida del PT del gobierno. Los mercados respondieron favorablemente tras la asunción de Temer, pero la pelea está latente y la crisis también, la capacidad de gobernabilidad de Temer es más que dudosa. Se abre una transición en la cual no hay nada descartado: desde impedirle a Lula que se presente como candidato en 2018 hasta la implementación de régimen fuertemente represivo, o sea que se vaya a un gobierno que se apoye en las Fuerzas Armadas para imponer un plan antiobrero y antipopular. Solo la movilización de las masas podría revertir ese proceso.


La ofensiva es contra los trabajadores y el pueblo



La política del PT se basó siempre en aliarse con distintos partidos patronales. Dilma y el PT nunca buscaron el apoyo en la movilización del movimiento obrero y de masas, porque no querían poner en riesgo ni al régimen ni al sistema económico. Por eso cuando llegó el "Impeachment" las cartas estaban echadas, y la CUT la mayor central sindical del país ligada al PT, después de quedar pegada a la política de su gobierno, no tuvo la capacidad de movilización para sacar la huelga general contra el golpe parlamentario hacia Dilma... o no quiso hacerlo.

La negociación del PT con los partidos burgueses (PMDB, PSDB etc.) pasó por lograr que Dilma no quedara inhabilitada de por vida para ejercer nuevos cargos, hasta frenar los juicios contra Lula, y amortiguar los procesos del "lava Jato" que salpican a gran parte de los políticos patronales. Y también el compromiso de la CUT para no llamar a la movilización ni a la huelga general. Por eso sostenemos que el golpe fue fundamentalmente contra los trabajadores y el pueblo. El PT prefirió defender al régimen antes que a su propio gobierno. En consecuencia no llamó a movilizar contra el "Impeachment": El PT es un partido más del régimen, si este corre peligro no defiende ni los más mínimos intereses de los trabajadores.


Los trabajadores necesitan un programa de lucha contra el gobierno de Temer y su plan de ajuste



Las mayores conquistas democráticas son: el derecho a comer, al trabajo, a la vivienda, a la tierra, a la salud, a la educación y a la libertad de organización sindical y política de los trabajadores, Todas ellas corren peligro con el golpe orquestado por el Imperialismo y la burguesía brasilera. Los trabajadores y sectores populares necesitan de la mayor unidad para enfrentar al gobierno y su plan económico. Desde los lugares de trabajo, desde los barrios, desde los colegios y universidades se tiene que exigir a las direcciones de las centrales sindicales, de los movimientos sociales y de los partidos que se reclaman de los trabajadores, lanzar un plan de lucha contra Temer y su plan de gobierno. Para ello es fundamental la exigencia a la CUT que rompa con las negociaciones secretas de sus dirigentes políticos.


Unidad de acción de los trabajadores estudiantes y el pueblo pobre contra Temer y su plan. Huelga general de todas las centrales de trabajadores y movimientos sociales contra Temer y su gobierno.

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