En este artículo de punto de partida, nos referimos a
la injerencia del imperialismo yanqui en particular, ya que es éste quien
históricamente ha dominado su "patio trasero", latinoaméricano.
Reseñaremos que quiere decir "imperialismo" para los
"marxistas", denunciamos a grandes rasgos como operan en Venezuela y
Brasil. Planteamos según nuestra opinión, con qué política se lo debió y se lo
debe combatir, y por qué la política frente al imperialismo divide aguas en las
corrientes que se reclaman defensoras de los intereses de los trabajadores y de
los países atrasados y sus pueblos.
¿Qué es el imperialismo?
Sintetizando
la concepción plasmada en su trabajo "El imperialismo, fase superior del
capitalismo”, Lenin nos dice que: el imperialismo es la etapa monopolista del
capital financiero. Aparece y tiene un incremento extraordinario un sector
nuevo de la clase capitalista, la oligarquía financiera, que es rentista y vive
de la especulación. Se produce un divorcio completo entre el sector rentista y
la producción, lo que imprime un sello de parasitismo al país imperialista, que
vive de la explotación del trabajo de unos cuantos países y colonias de
ultramar. El Estado rentista es el Estado del capitalismo parasitario y en
descomposición.
Los
monopolios adquieren su máxima solidez cuando reúnen en sus manos todas las
fuentes de materias primas, no sólo las ya descubiertas, sino también las
posibles. De ahí; la tendencia inevitable del capital financiero a ampliar su
territorio económico.
Se
forman asociaciones capitalistas monopolistas internacionales que se reparten
el mundo. Los grupos internacionales de capitalistas se esfuerzan por arrebatar
al adversario toda posibilidad de competencia, por adquirir por ejemplo, las tierras
que contienen mineral de hierro, los yacimientos de petróleo, etc... Lo
característico del imperialismo es precisamente la tendencia a la anexión, no
sólo de las regiones agrarias, sino incluso de las más industriales.
Para
el imperialismo es sustancial la rivalidad de varias grandes potencias en sus
aspiraciones a la hegemonía, esto es, a apoderarse de territorio no tanto
directamente para sí, como debilitar al adversario y quebrantar su hegemonía.
Por
primera vez, el mundo se encuentra ya repartido, de modo que lo que puede
efectuarse son únicamente nuevos repartos, es decir, el paso de un
"propietario" a otro.
Las
alianzas "interimperialistas" no pueden ser inevitablemente más que
"treguas" entre las guerras. El capital financiero y los monopolios
traen aparejadas en todas partes la tendencia a la dominación y no la libertad.
Se intensifica asimismo, la opresión nacional y la tendencia a las anexiones,
esto es a la violación de la independencia nacional.
Estas
son las principales características del imperialismo y en base a ellas operan
en todo el mundo.
Recuperar negocios perdidos ganar negocios nuevos
La
lista es larga de los negocios que los monopolios yanquis alguna vez tuvieron y
ahora quieren recuperar, así como aquellos que nunca tuvieron y de los que
ahora quieren apoderarse. Los más significativos son los siguientes: en
Venezuela, el petróleo y los recursos de la Cuenca del Orinoco; en Brasil el
petróleo del pre-sal y otros recursos financieros y productivos. Es una pelea
con competidores, están los internacionales, como China - y secundariamente
Rusia- y también los nacionales: la "boliburguesía" y el ejército
venezolano, que se quedan con gran parte de la renta petrolera y el control de
la Cuenca del Orinoco que no quieren perder a manos de su competidores. En
Brasil Petrobras, los monopolios transnacionales brasileños y el BNDES -el
banco de desarrollo brasileño- que los ayudó a desarrollarse con sus generosos
créditos.
Las transnacionales brasileñas
Brasil
merece un párrafo aparte sobre los grandes burgueses nativos cuyas empresas se
convirtieron en monopolios transnacionales.
Un
caso paradigmático es el de Odebrecht, la principal empresa constructora de
Brasil, fundada en 1944 y convertida en transnacional alrededor de 1980.
Odebrecht es poderos también en los rubros químico y petroquímico, controla la
compañía Braskem SA la mayor empresa del sector en América Latina, una de las
cinco firmas industriales más grandes de Brasil, quinta petroquímica del mundo
que exporta a 60 países en todos los continentes. Odebrecht en la actualidad
invierte y construye en toda América -incluido EEUU- África, Europa y Oriente
medio.
Otro
caso notable es el de JBS, fundada en 1953 por un modesto ranchero José Batista
Sobrinho. A través de adquisiciones de empresas, primero en Brasil y luego en
el exterior -incluido SWIFT el histórico monopolio frigorífico yanqui- JBS
llegó a tener 150 plantas industriales procesadoras de carne y sus derivados,
alcanzó el primer puesto mundial en ventas de esos productos, y se convirtió en
la mayor compañía mundial en el rubro de carne vacuna.
Marcelo
Odebrecht está preso bajo arresto domiciliario después de colaborar con la
"justicia". Joesley Batista, el dueño de JBS que acusó a Temer de
avalar sobornos, tuvo que radicarse en EEUU y junto a él mudar su compañía
convirtiéndola de hecho en una firma yanqui.
El
imperialismo yanqui no intenta destruir hoy mismo las transnacionales
brasileñas, por ahora le basta con obligarlas a jugar según las reglas yanquis,
como socias menores.
¿De dónde salió la información que detonó los
escándalos del petrolao y el lava jato?
Los
medios masivos del mundo cubren de elogios al juez Federal brasileño Sergio
Moro. Dicen que es imparcial porque acusa a todo el mundo, sea del partido que
sea. Pero ocultan que recibió entrenamiento -junto a otros funcionarios del
poder judicial brasileño- directamente de EEUU, esto explica cómo actúa, por un
lado colabora con los yanquis en "disciplinar" a las transnacionales
locales, a condición de permitirles sobrevivir, por otro no acusa ni procesa a
ninguna de la larga lista de transnacionales imperialistas instaladas en el
país -Maersk, Kaguasaki, Samsung, Roll Roice, Pirelli, etc.- favorecidas por la
corrupción en Petrobras.
¿A
quién ataca realmente Moro? Al PT y a Lula, sobre quienes los yanquis quieren
descargar la venganza que venían tramando desde la V Cumbre de las Américas, y
a quienes la burguesía brasileña quiere impedir que puedan volver al gobierno.
¿Quién
le suministro al Juez Moro información que le sirve de base a sus acusaciones y
procesos? Wikileaks puso al descubierto que habían sido los servicios de
inteligencia yanquis. Fue también Wikileaks quien hizo conocer que el propio
Temer operaba al servicio de los yanquis desde que era senador.
EL "mártir democrático" venezolano
Uno
de los argumentos que esgrime el imperialismo Norteamericano, los medios
masivos y una legión de gobiernos y políticos serviles de varios países para
atacar a Venezuela es que allí gobierna una dictadura y hay que actuar para
"restablecer la democracia". Se quiere mostrar la prisión del líder
opositor Leopoldo López como un "preso político" y la "oposición
democrática" exige su liberación.
López
pertenece a una familia de la oligarquía Venezolana que ha mantenido un vínculo
constante con el imperialismo yanqui. Desde su adolescencia cursó estudios en
EEUU, donde finalizó su recorrido en el Kennedy School of Goverment de la
Universidad de Harvard, un semillero de agentes de la CIA, en la que es
profesor el general David Petraeus, ex director de ésta. Sus contactos con EEUU
han sido constantes y aparecen registrados en los informes emitidos por los
yanquis desde Venezuela. Su vocación "democrática" se hizo evidente en
2002, cuando tomó parte en el fallido golpe militar orquestado desde Washington
contra Chávez. En 2013 estando en EEUU, López volvió a llamar a dar un golpe
esta vez contra Maduro. López es el ala extrema de la oposición burguesa
proimperialista al régimen gobernante.
La otra ala representada por el MUD, por
ahora apuesta a desgastar al gobierno, al tiempo que su líder Henrique Capriles
declara "elecciones libres y democráticas”, mientras llama a continuar con
las movilizaciones en las calles, que atacan edificios públicos para provocar
represión e intenta dividir al ejército para que deje de sostener a Maduro.
Unidad de ambos con los objetivos del imperialismo.
La política revolucionaria comienza por la defensa de
Venezuela
La
guía fundamental de la política de quienes nos reclamamos marxistas
revolucionarios para situaciones en las que el imperialismo agrede a un país
"atrasado" es la defensa incondicional del país "atrasado".
En
varios artículos hemos criticado a los gobiernos llamados
"populistas" que no se sometían a los dictados del amo del Norte,
porque defendían al sistema capitalista, y por esa razón, al querer resolver
los problemas con medidas de tipo capitalista, terminan llevando sus economías
a la crisis, "ajustando" a los trabajadores y al pueblo pobre y
arrojando a amplios sectores de ellos al campo de la reacción oligárquico y
proimperialista. Así sucedió en Argentina y en Brasil. Ahora para defender a
esos países de la opresión y explotación imperialista de lo que se trata es de
pasar a la contraofensiva y movilizarse de manera permanente para echar del
poder a Macri y a Temer.
En
Venezuela, todavía hay un gobierno que resiste al imperialismo, y al que éste
quiere echar del poder. Cualquier política que pretenda ser revolucionaria,
debe comenzar por la defensa de Venezuela, ya que no puede existir una política
revolucionaria que no tenga como centro el combate al peor enemigo de la clase
obrera mundial y al opresor y explotador de los países atrasados, el imperialismo.
La
defensa de Venezuela, no es sinónimo de apoyar al gobierno de Maduro ni al
ejército venezolano que hasta ahora lo sostiene. Por el contrario debe ir
acompañado del llamado a los trabajadores y sectores populares que lo apoyan a
no confiar en ellos, a organizarse y actuar de manera independiente por que son
la peor dirección posible de la lucha por la independencia nacional y por lo
tanto, la pueden llevar a la derrota, y se debe plantear que sólo la revolución
socialista puede lograr la liberación nacional de Venezuela. Los
revolucionarios no debemos dejar de marcar nuestras diferencias con las
corrientes u organizaciones que defiendan incondicionalmente al régimen, como
las "castros-chavistas", pero debemos unirnos a ellas en la acción,
para defender a Venezuela y derrotar al imperialismo.
No
llamar a la lucha antiimperialista en defensa de Venezuela es una capitulación
en toda la línea al imperialismo.
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