EL PUEBLO TOMO LAS CALLES

Milei está debilitado y podemos derrotarlo

En menos de dos meses el país ha vivido multitudinarias acciones en las calles.



El 1º de febrero, después del discurso de Milei en Davos, cuando entre otras barbaridades había acusado a los gays de ser pedófilos, miles de manifestantes colmaron las calles de Buenos Aires y varias ciudades en todo el país, respondiendo a la convocatoria del colectivo LGBTQ+, que reunido en asamblea había convocado a una marcha antirracista y antifascista. Allí se abrió la puerta a la pelea masiva y permanente en las calles por las libertades y conquistas democráticas, y por eso no es casual que fuera convocada por el colectivo LGBTQ+, la minoría más oprimida del país. Bullrich no pudo aplicar el protocolo.

El 8 de marzo. Milei prometió derogar la ley que castiga los femicidios, promesa que reforzó la gran movilización popular con las mujeres a la cabeza de amplios sectores sociales víctimas de las políticas de Milei. Bullrich no pudo aplicar el protocolo.

El 12 de marzo, la marcha de los jubilados contó con la solidaridad activa de miles de hinchas de clubes de fútbol, esa demostración masiva frente al Congreso fue brutalmente reprimida por las fuerzas policiales de Milei-Bullrich, con el objetivo de disolverla. Dejó más de veinte jubilados heridos, más de cien detenidos y al camarógrafo Pablo Grillo herido de gravedad. Pero al mismo tiempo acabó con el nefasto discurso de “Nosotros somos pacíficos, ellos son violentos”, lo que significa: “Recibimos gases, balas de goma y palos, dejamos que nos repriman y sólo respondemos con denuncias en los medios y en la Justicia, mientras esperamos a derrotar al gobierno en las elecciones”. Ese día cientos de manifestantes respondieron a la violencia desenfrenada de las fuerzas que comanda Bullrich, que coparon el microcentro durante cuatro o cinco horas. A la medianoche, los cacerolazos y las marchas de grupos espontáneos hacia Plaza de Mayo obligaron a dejar en libertad a la mayoría de los jóvenes apresados.


El 24 de marzo, fecha del golpe de estado que dio comienzo a la última dictadura militar, los organismos de derechos humanos convocaron a la marcha anual que reclama Memoria, Verdad y Justicia. Pero este año superó todas las expectativas. Concentraciones multitudinarias de jóvenes, de abuelos con sus nietos, de familias, de organizaciones sociales y el movimiento obrero organizado, colmaron las más importantes ciudades del país. La marcha en la capital concentró en su recorrido representantes de las distintas batallas parciales dadas contra el gobierno de Milei: la lucha de los jubilados de los días miércoles frente al Congreso, el repudio a la represión de Bullrich del 12 de marzo, la solidaridad activa de miles de hinchas de los clubes de fútbol, la bronca de los trabajadores por la baja permanente del poder adquisitivo de los salarios y los despidos. Bullrich no pudo aplicar el protocolo.

Existe un denominador común que encendió esta mecha en acciones crecientes de masas, el atentado descarado contra la democracia política por un gobierno totalmente al servicio de las élites financieras nacionales e imperialistas. La lucha por la defensa de la democracia no debe ser entendida solo por el derecho a emitir un voto ni solo por el derecho a la libertad de expresión, la protesta, la huelga y la organización sindical o barrial ni solo por la Memoria, Verdad y Justicia. Hay otra democracia, la democracia de los músculos y los nervios de los trabajadores –empleos formales e informales, privados y estatales, y jubilados– que hoy pasa por reconquistar los derechos al trabajo, a la seguridad social; a salarios y jubilaciones justas, pero también a la vivienda, a la salud, a la educación y a servicios públicos eficientes. Sin esa democracia, el único derecho que les queda a los trabajadores y al pueblo es votar pero vivir en la miseria o, como dijo Milei, a morirse de hambre.

El primer punto de inflexión e inicio de la cuenta regresiva para Milei

La acción de masas se profundizó porque se hizo evidente el fraude gubernamental mileísta en todos los terrenos, en una situación de aguda angustia económica para millones de asalariados que explotó con la estafa de las criptomonedas.

El presidente de la Argentina, se puso al frente de una estafa piramidal promoviendo una memecoin en sus redes. Promovió $Libra y provocó que el diario de negocios más grande del mundo, The Wall Street Journal de los Estados Unidos, publicara un artículo demoledor sobre Milei y su Criptogate, y sumara críticas de los medios y gobiernos del mundo. Además, ya son miles las víctimas de esta estafa que iniciaron procesos judiciales en Estados Unidos y en la Argentina contra los responsables directos, donde no escaparían de la investigación ni Milei ni su círculo de gobierno más estrecho.

Más allá de las personas que se prendieron en el juego y perdieron su dinero, el $Libra deja en evidencia la ingeniería financiera con la cual la oligarquía rentista obtiene dinero en minutos, quizás en segundos: las llamadas criptomonedas son su nueva forma de abuso financiero. No solo Milei; los timberos llamados “economistas” como Caputo y Bausili llevan una vida dedicada al casino de la Bolsa, las acciones, los bonos, los fondos de inversión y ahora desde el gobierno se dedican a favorecer a los rentistas con beneficios fiscales y bicicleta financiera.

Son los mismos de siempre. Cuando asumió Macri, la agencia Bloomberg –encargada de asesorar seriamente a los capitalistas del mundo entero– informó lo siguiente:

Wall Street al mando (nuevamente) en la Argentina.

El primero en hablar esa noche fue el ministro de Finanzas Alfonso Prat-Gay. Es un viejo hombre de JPMorgan Chase & Co., un estratega de divisas. A su izquierda se sentaban Luis Caputo y Santiago Bausili, los dos hombres a cargo del programa del ministro para la deuda [externa]. Los dos son alumnos de JP Morgan y ambos continuaron prestando servicios en el Deutsche Bank.

La mentira del déficit cero de Milei-Caputo es otra arma para el enriquecimiento brutal de la minoría oligárquica, al servicio de estos “mismos de siempre”, para destruir el trabajo y saquear al país.

La crisis de gobierno se manifiesta en la vuelta al FMI para pedir más deuda, en la presión contra el plan económico de sectores empresariales y en los despelotes dentro de La Libertad Avanza

Está claro que el plan económico necesita dólares que el país no tiene. Un nuevo acuerdo con el FMI, esta vez “de facilidades extendidas” y por 20.000 millones de dólares, se presenta como el futuro salvataje.

En el período previo al escándalo $Libra, Milei se dedicó a viajar por el mundo en busca de abrazos con políticos y líderes negacionistas del nazismo, antisemitas, ultraconservadores y ultranacionalistas imperialistas, pero la nueva situación abierta lo obligó a suspender un nuevo viaje a Israel[1]. Además, parece que no fueron suficientes los apretones de mano a magnates tecnológicos y a Donald Trump, porque ahora en el gobierno tiemblan ante las condiciones que vendrán con la nueva resolución del directorio del FMI, que todavía no llega. Milei, Caputo y Bausili se juegan a endeudar más al país, para salvar a sus socios financieros y evitar al mismo tiempo que colapse su plan. 

La situación social y económica que alimenta la crisis del gobierno mileísta inició el descrédito generalizado ante grandes franjas del electorado, en un contexto de incertidumbre por el endeudamiento (presente y futuro) gigantesco con el FMI, que agudizará aún más la crisis social y laboral, además de plantearle al gobierno un escenario extremadamente difícil para su futuro.


El costado político de esta crisis es cómo se pelean entre ellos mismos los distintos sectores y personajes de ese rejunte de trepadores y marginales que integran el partido de Milei y su hermana.

Mientras tanto, la presión social aumenta, los jubilados suman solidaridad a su justa lucha. La acción espontánea de las masas obligó a la dirigencia de la CGT a convocar a una movilización de apoyo a los jubilados el miércoles 9 de abril y a la huelga general para el 10.

 

¿Por qué no cae Milei?

Hasta ahora no cayó gracias a la única verdad que dijo: “El Congreso es una cueva de ratas”. Le faltó completar esa verdad diciendo: “Y la Justicia también”. Sólo así se explica que, con una pequeña minoría en Diputados, ningún senador y ningún gobernador, el gobierno haya conseguido que pasen sus DNU y sus vetos. No mencionó que también hay un montón de lauchas, que chillan que son “opositoras” y están en contra de tal o cual medida del gobierno, pero terminan ayudando a las ratas abiertamente, dando o no dando quórum según le convenga al gobierno, absteniéndose si eso le sirve para ayudarlo y mostrar que ellos tienen el culo limpio, e incluso votando en contra cuando se sabe que igual Milei va a ganar.

El último acto de la cueva de ratas fue que, sin conocer ni el monto ni las condiciones ni los plazos, no rechazaron el DNU que autoriza a Milei a firmar cualquier acuerdo con el FMI. Un cheque en blanco sobre la economía, las riquezas y los recursos del país.

Existe una consistente unidad en la oposición política para impedir que Milei se caiga. No solo por el temor pánico a la acción independiente de las masas populares, también porque están de acuerdo con el ajuste a los trabajadores, porque están de acuerdo en cumplir con el FMI aunque las medidas que se deben ejecutar representen el empobrecimiento creciente, y el saqueo de recursos. Una gran parte del plan de austeridad administrado por Milei atravesó todas las barreras, las del Congreso, las del Poder Judicial, y las de la calle, con el campo libre ofrecido por la CGT y las centrales sindicales.

Esa es la explicación de que las masas en las calles recuperaran el “Que se vayan todos, que no quede uno solo”, el grito de guerra que encabezó la movilización que obligó a la renuncia de De la Rúa y de Cavallo. Porque tanto en 2001, como en la actualidad, se entendió que todas las instituciones de esta democracia de los capitalistas –con su respeto irrestricto a la propiedad privada de los bienes de producción y de cambio (industriales, comerciales y financieros, bancos)–, incluidos los partidos políticos, permitieron el robo despiadado a los salarios, a los ingresos de la familia obrera, también a los ahorros y al futuro de los más jóvenes.

En una situación de crisis económica, social y política como la que estamos viviendo, “Que se vayan todos” es una consigna de combate muy peligrosa para todos los políticos, que cayeron en una crisis casi terminal como en 2001; donde todos, desde el peronismo –kirchnerismo incluido– hasta La Libertad Avanza agudizan las peleas de grupos contra grupos en el marco de las elecciones del próximo octubre. Ninguno de ellos, ni libertarios ni macristas ni radicales ni los de Picheto ni los de Carrió ni las diferentes corrientes del peronismo quiere un nuevo 2001; todos dicen que la solución a este desastre es política, que no hay que hacer olas y poder llegar en paz a las elecciones, aunque no se llegue a fin de mes.

Un plan de saqueo, austeridad y desindustrialización al servicio de la patronal, el FMI y el capital financiero imperialista y nacional

En estos días de marzo, en un foro de buitres financieros extranjeros, el jefe de asesores de Javier Milei, un tal Demian Reidel, ofreció a la venta las riquezas y recursos naturales de la Argentina ante un auditorio calificado de integrantes de poder imperialista. Como un eficiente mercachifle, este sirviente del capital señaló las virtudes y los problemas del “producto la Argentina”.

Tenemos grandes extensiones de tierra con acceso a energía y agua, climas fríos, que es la cereza del postre para el enfriamiento de los sistemas de Inteligencia Artificial; y además, estamos en un área sin conflictos armados, sin tsunamis, sin terremotos. No hay muchos lugares en la Tierra con esas cualidades… Obviamente, el problema es que estas áreas están pobladas de argentinos.

Pero, además, agregó que “el problema”, o sea, la población argentina, fue resuelto por el gobierno, cuando dijo: “Así que ésta es una de las cosas que hemos arreglado”, elogiando la eficiencia de Milei para despejar el camino del saqueo liquidando los derechos de millones de trabajadores y masas populares.

En forma paralela al desarrollo de este foro financiero, los jubilados recibían otro golpe a sus derechos, con el fin de la moratoria que permitía el acceso al haber jubilatorio a millones de trabajadores. No es casualidad que este sector sufra los mayores castigos económicos, y físicos cuando son ferozmente reprimidos frente al Congreso. El llamado “gasto” del Estado (nacional y provinciales), los fondos de las cajas de pensiones, es la parte de la torta de dinero público que ha recibido el mayor recorte, que el gobierno ya se ha robado y que pretende seguir recortando. Por todas las vías posibles, desde la extensión de la edad jubilatoria hasta los beneficios permanentes a las patronales[2].

Los jubilados integran el lado de la trinchera que recibió la mayor descarga de municiones contra sus derechos, en una guerra declarada por el gobierno de Milei contra el conjunto de asalariados, trabajadores formales, informales, estatales y privados. Una guerra contra ese conjunto de “argentinos” que se consideran “el problema”, o sea el obstáculo para apropiarse de las riquezas y recursos del país. Pero que a la vez le cae la obligación de cumplir con los pagos de una deuda al FMI exponencialmente creciente con salarios y jubilaciones a la baja, la jornada y los ritmos de trabajo más extendidos, mientras una minoría de propietarios del gran capital se enriquece cada día más y espera la oportunidad de fugar sus dólares.

¿Qué hacer?

Necesitamos una política, una organización y un programa para la acción inmediata

Desde la trinchera de los trabajos, barrios, organización sindical o partido político debemos redoblar la lucha contra el gobierno, exigiendo primero que haya participación para debatir, democracia plena, organizar para ganar la calle como lo hicimos el 24, único camino para doblegar el plan siniestro de guerra contra la mayoría trabajadora. No alcanza con el voto, no será suficiente tener legisladores ni senadores. Debemos ganar o construir nuestra organización independiente para defender los intereses de la mayoría trabajadora, y no los privilegios de la casta a nivel que sea.

Proponemos algunos puntos para que nuestros lectores vean si son útiles para avanzar en la lucha por las necesidades más urgentes de los trabajadores y el pueblo empobrecido.

Economía

• Impuestos progresivos (del 40% al 90%) a las grandes fortunas, grandes herencias y grandes ganancias.

• Con esos recursos, aumento inmediato de todas las jubilaciones y pensiones; que ninguna sea inferior a un millón y medio de pesos y que se actualicen mensualmente según la canasta de los jubilados, no por la inflación del INDEC.

• No pago de la deuda pública ni al FMI ni a los grandes acreedores privados del estado.

• Aumento general de salarios obligatorio para todos los trabajadores formales estatales y privados todas de las patronales, y subsidios a cargo del estado nacional a la gran masa de trabajadores en negro o monotributistas hasta recuperar la baja de sus ingresos ocasionada por Milei.

Métodos de lucha

• Seguir pelándole las calles al gobierno, convocando marchas pacíficas, pero organizando grupos de autodefensa en los clubes, los barrios, etcétera, para dar una respuesta contundente a la represión de Milei-Bullrich hasta derrotarlos, acabando de hecho con el protocolo.

• Rodear de solidaridad y apoyo a los laburantes de cualquier empresa privada (donde rige la dictadura patronal) y de cualquier institución estatal –nacional, provincial o municipal– en conflicto con la patronal o el estado-patrón, organizada desde los barrios, las escuelas, las universidades, los clubes, los comedores, las sociedades de fomento de la zona. 

• Hacer oídos sordos a todos los llamados a postergar nuestra lucha a la espera de un cambio de gobierno en las elecciones de 2027, de un juicio político en el Congreso, de que sea esta Justicia la que frene y revierta la motosierra y la licuadora, o de cualquier otra maniobra de esta “democracia” donde mandan los empresarios que nos explotan, los timberos de las finanzas, la oligarquía terrateniente e inmobiliaria, los bancos y los monopolios industriales, comerciales y de servicios, nacionales y extranjeros. Ablandarnos ahora, cuando el gobierno está en su peor momento, sería un grave error.

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[1]. Desde que asumió como presidente, Milei ha respaldado al primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, contra quien la Corte Internacional de la Haya emitió una orden de arresto por crímenes contra la humanidad y crímenes de guerra, cometidos en el marco de del genocidio y la limpieza étnica ejecutada por las fuerzas armadas del Estado de Israel y apoyo de EE.UU., en la Franja de Gaza.
[2]. Primero se anuló las multas a las patronales que habían retenido los aportes jubilatorios del personal, pero no los habían remitido al sistema jubilatorio (también se “ahorraron” los que debían hacer ellos).

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