Una política que no sea antiimperialista no puede ser
revolucionaria
En Brasil reina actualmente un régimen semifascista al
que cualquier revolucionario sólo puede considerar con odio. Supongamos,
empero, que el día de mañana Inglaterra entra en un conflicto militar con
Brasil. ¿De qué lado se ubicará la clase obrera en este conflicto? En este
caso, yo personalmente estaría junto al Brasil «fascista» contra la
«democrática» Gran Bretaña. ¿Por qué? Porque no se trataría de un conflicto
entre la democracia y el fascismo. Si Inglaterra ganara, pondría a otro
fascista en Río de Janeiro y ataría al Brasil con dobles cadenas […] Al mismo
tiempo, la derrota de Inglaterra asestaría un buen golpe al imperialismo
británico y daría impulso al movimiento revolucionario del proletariado inglés.
Trotsky: «La lucha antiimperialista
es la clave de la liberación. Una entrevista con Mateo Fossa»,
Los revolucionarios debemos defender a Venezuela por
dos razones:
Porque
si triunfa la ofensiva imperialista y llega al poder la oligarquía que es su
agente, lo que le espera al país y a los trabajadores y al pueblo pobre
venezolano será mucho peor: más miseria y sometimiento al imperialismo yanqui.
Porque
si la ofensiva imperialista es derrotada, estimulará la lucha de los
trabajadores y el pueblo estadounidenses.
Ésta
es la esencia del internacionalismo proletario: que la clase obrera de todos
los países luche unida con un mismo objetivo político. En el caso de Venezuela,
los revolucionarios debemos combatir para que tanto la clase obrera del país
como la de Estados Unidos encabecen la pelea contra el imperialismo yanqui.
La
«izquierda» del mundo entero se ha dividido tajantemente sobre cuál debe ser la
política frente a la situación crítica que atraviesa Venezuela. Estamos quienes
sostenemos que la tarea que hay por delante es defenderla de la ofensiva
imperialista, y están aquellos que por acción u omisión colaboran con ella.
Muchos de estos últimos se declaran «socialistas», «marxistas»,
«anticapitalistas», «defensores de los intereses de la clase obrera» e incluso
«trotskystas» y/o «revolucionarios», pero sus políticas los convierten en el
«ala izquierda» de esa ofensiva.
Lo
hacen de dos maneras: abiertamente, las que llaman a derrocar a Maduro;
vergonzantemente, las que recurren al método del «ni-ni»: ni Maduro, ni la MUD
y el imperialismo. Aunque este tipo de políticas se dan en todo el mundo, nos
limitaremos a unos pocos ejemplos de corrientes que se proclaman trotskistas y
que actúan en América latina, la región en la que una victoria imperialista
traería las más nefastas consecuencias en todos los países.
Entre
los que llaman directamente a derrocar a Maduro y a sumarse a las
movilizaciones convocadas por la MUD, están dos organizaciones internacionales
que se reclaman trotskistas: la Liga Internacional de los Trabajadores-Cuarta
Internacional (LIT-CI) –cuyo partido más importante es el Partido Socialista de
los Trabajadores-Unificado (PST-U), de Brasil–, y la Unidad Internacional de
los Trabajadores-Cuarta Internacional (UIT-CI) –cuyo partido más importante es
Izquierda Socialista (IS), de la Argentina–.
Entre
los que levantan la política del «ni-ni» están la Corriente Socialismo o
Barbarie –cuyo partido más importante es el Nuevo Mas de la Argentina–; la
Coordinadora por la Refundación de la Cuarta Internacional (CRCI) –cuyo partido
más importante es el Partido Obrero de la Argentina–; la Fracción
Trotskista-Cuarta Internacional –cuyo partido más importante es el Partido de
los Trabajadores Socialistas de la Argentina–, y el Movimiento Socialista de
los Trabajadores (MST) de la Argentina. Como esta política es muy engañosa y
tramposa, nos detendremos un poco en desenmascararla.
El
Nuevo MAS denuncia que «¡Fuera Maduro!» es «la consigna de la OEA y del
Departamento de Estado» y le opone «una verdadera Asamblea Constituyente
democrática y revolucionaria» como un «camino a una alternativa independiente»
para «los luchadores que no quieran ser furgón de cola de Maduro ni idiotas
útiles al servicio de Capriles».
El
Partido Obrero denuncia «el carácter contrarrevolucionario de la movilización
opositora» y le opone «una alternativa obrera propia, de carácter socialista».
El
Partido de los Trabajadores Socialistas denuncia que «la derecha quiere llegar
al gobierno para… volver al país a la órbita del imperialismo estadounidense»,
le opone «una respuesta verdaderamente democrática» y llama al «pueblo
trabajador» a luchar «por una Asamblea Constituyente Libre y Soberana».
El
Movimiento Socialista de los Trabajadores llama a «repudiar toda la política y
las acciones que impulsa la oposición de derecha y pro imperialista» y propone
«tomar las mejores banderas bolivarianas extendidas hacia un proceso
anticapitalista».
Estos
«ni-ni» reconocen que la MUD es una herramienta del imperialismo para hacer que
Venezuela vuelva a subordinarse a sus dictados. Además, seguramente no ignoran
que Obama emitió una Orden Ejecutiva que califica a Venezuela como una «amenaza
excepcional y extraordinaria a la seguridad» de Estados Unidos, ni que Trump
sigue sus pasos, ni que el almirante Kurt Tidd, jefe del Comando Sur del
Ejército yanqui, declaró que la situación del país podía «acabar exigiendo una
respuesta a nivel regional», dicho sin eufemismos, una intervención militar por
medio, por ejemplo, de «tropas de paz» de la OEA portadoras de «ayuda
humanitaria». Pero ninguno dice que el imperialismo ataca a Venezuela porque el
régimen hasta ahora se resiste a ser un agente servil del imperialismo como son
Santos, Macri o Temer, y todos proponen como salidas unas fórmulas
«democráticas», «anticapitalistas», «obreras» y «revolucionarias», cuando
cualquier política democrática, antiimperialista, obrera y revolucionaria
debería arrancar de que hay que defender a Venezuela.
Una
última observación. En la Argentina, el PO, el PST e IS conforman un frente
electoral: el Frente de los Trabajadores y la Izquierda, en el que el PO y el
PST, que denuncian de palabra el carácter proimperialista de la MUD, conviven
con IS, que llama a la movilización en las calles contra Maduro, objetivamente
junto a quien hoy lo está haciendo, que es la MUD. Evidentemente, la ubicación
frente a la injerencia imperialista en Venezuela no tiene la menor importancia
para ninguna de las tres organizaciones.
A
estos ni-ni les cabe perfectamente la definición de Trotsky: «La negativa de los comunistas… a participar
en la lucha contra la opresión imperialista bajo el pretexto de la “defensa”
exclusiva de los intereses de clase es la consecuencia de un oportunismo de la
peor especie».
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