UN EJEMPLO DE UNIDAD OBRERA
EN LA PELEA CONTRA LA JUSTICIA PATRONAL
Frente al imponente Palacio de Justicia de la Nación, sede del Poder Judicial y de la Corte Suprema, los choferes y mecánicos de la Línea 60 se movilizaron este último viernes 20 de agosto, a pocos días de cumplirse cinco años de la muerte de David Ramallo. Bajo las banderas de JUSTICIA por DAVID, y en rechazo a la pretensión de la Justicia de sobreseer a los responsables: la patronal de MONSA.
David murió en uno de los talleres mecánicos de la empresa en el barrio de Barracas, mientras reparaba un colectivo. En plena actividad laboral, el coche lo aplastó por un fallo en la rampa autoelevadora. La irresponsabilidad patronal fue la causa que terminó con la vida del joven trabajador, frente a la impotencia y bronca de sus compañeros, que no pudieron evitar el trágico desenlace. Desde el primer momento de ocurrida la tragedia, la empresa y sus directivos trataron de evadir la obligación que les correspondía: garantizar la seguridad de los trabajadores.
A los compañeros de la Línea 60 nunca les faltó decisión de lucha. Han sido protagonistas de huelgas heroicas, aprendieron a pelear por sus derechos, por salarios justos, por las condiciones laborales y de seguridad, y tampoco faltaron a la cita de la lucha contra políticas que liquidaban derechos laborales. Se enfrentaron a empresarios que hicieron oídos sordos de sus reclamos por coches que circulan en condiciones inseguras, donde peligran las vidas de los choferes y las de sus pasajeros. Estas instalaciones, como el taller donde encontró la muerte David, no son la excepción al deterioro general de unidades y de establecimientos de MONSA. Mientras se exige responsabilidad y sacrificios al laburante, no se cumplen con requisitos mínimos para un funcionamiento normal y acorde a las exigencias del servicio.
La patronal está protegida por el gobierno que otorga subsidios a las empresas de transporte, sin controlar el estado del servicio público brindado por compañías, que acumulan ganancias sin rendir cuentas, una falta de control que se extiende a la Secretaría de Riesgos de Trabajo, y también por una dirigencia sindical que mira para otro lado, mientras hace su propio negocio.
La administración del Estado ha permitido el deterioro progresivo de todos los servicios básicos necesarios para el conjunto de la masa trabajadora. El transporte, y en particular las líneas de colectivo, no son la excepción, y dentro del engranaje estatal cuenta con la complicidad del Poder Judicial. Una justicia patronal a la medida, que actúa en función de los intereses de una clase, y no de la “sociedad en su conjunto” como declaman. Como en cientos de casos similares, en la causa de David partieron de considerar su muerte como consecuencia de su propia negligencia, nunca toman en cuenta las condiciones impuestas por un sistema de sobreexplotación laboral donde se privilegia la codicia de la ganancia.
En el otro extremo de la patronal y de un Estado a su servicio, están los laburantes, que para defenderse solo cuentan con la herramienta de la solidaridad y la unidad para la lucha. Los trabajadores del transporte fueron los encargados de brindar un servicio IMPRESCINDIBLE durante la pandemia, una tarea que cumplieron desafiando los primeros meses de cuarentena estricta, cuando todavía las consecuencias del virus eran desconocidas. No resulta exagerado decir que arriesgaron su vida y las de sus familiares cumpliendo con sus tareas, ese esfuerzo y riesgo a su salud pasa desapercibido, no cuenta para nada, tanto es así que deben salir a pelear por condiciones laborales y también por JUSTICIA, porque es evidente que la muerte de un obrero no tiene la misma importancia que la de un fiscal, y que el Palacio de Tribunales solo funciona para dar cobijo a los ladrones de guante blanco, y para ocultar la verdad: prácticamente todas las muertes de compañeros por accidentes laborales son asesinatos de las patronales.
Punto de Partida se suma al reclamo de los compañeros de la Línea 60:
JUSTICIA PARA DAVID RAMALLO
CASTIGO A LOS RESPONSABLES
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