Esta es la imagen aparente que tenemos de la provincia mesopotámica, pero en estos días lentamente comienza a emerger la realidad de la población misionera.
La vida de los laburantes está gobernada por empresas como las papeleras (Alto Paraná), yerbateros (Rosamonte), transportistas (Crucero del Norte), el estado entre otros grandes empleadores. Estos sectores concentrados en un pequeño grupo de patrones. Con extraordinarias ganancias y beneficios fiscales. Bajo la tutela del gobierno del Partido de la Concordia Social, unión entre la UCR y el PJ provincial.
La otra cara es la Misiones que irrumpe ante los ojos de todos los argentinos. La Misiones obrera, la Misiones empobrecida. Con salarios tan bajos que no garantizan ni un plato de comida.
Maestras, enfermeras, médicos y policías desesperados, son los rostros que recorren los noticieros del país. Fogatas, ollas y cortes son las herramientas de estos trabajadores para hacerse oír.
El nudo de la cuestión que se muestra en esta provincia es el mismo que se presenta en el resto del territorio nacional, empresarios aumentando sus ganancias, con más beneficios fiscales, con leyes a la medida de cada patroncito, por un lado. Y en el otro, mayorías trabajadoras con salarios a la baja, tarifazos y represión.
No es muy difícil entender que este drama de las familias empobrecidas va camino a empeorar. O nos preparamos para resistir como hacen los misioneros o nos hundimos nuevamente en la barbarie del hambre y la desocupación.
Al calor de las fogatas y los cortes nació la primera organización al servicio de la lucha. Un comité de unidad de docentes y policías para arrancarle al estado provincial los aumentos de salarios necesarios para vivir dignamente. Un comité de crisis del pueblo que no estará al servicio de la represión ni del gobernador ni de Bullrich, sino para garantizar una educación, salud y seguridad que cubran las necesidades de la población trabajadora, la creadora de la riqueza misionera.
La vida de los laburantes está gobernada por empresas como las papeleras (Alto Paraná), yerbateros (Rosamonte), transportistas (Crucero del Norte), el estado entre otros grandes empleadores. Estos sectores concentrados en un pequeño grupo de patrones. Con extraordinarias ganancias y beneficios fiscales. Bajo la tutela del gobierno del Partido de la Concordia Social, unión entre la UCR y el PJ provincial.
La otra cara es la Misiones que irrumpe ante los ojos de todos los argentinos. La Misiones obrera, la Misiones empobrecida. Con salarios tan bajos que no garantizan ni un plato de comida.
Maestras, enfermeras, médicos y policías desesperados, son los rostros que recorren los noticieros del país. Fogatas, ollas y cortes son las herramientas de estos trabajadores para hacerse oír.
El nudo de la cuestión que se muestra en esta provincia es el mismo que se presenta en el resto del territorio nacional, empresarios aumentando sus ganancias, con más beneficios fiscales, con leyes a la medida de cada patroncito, por un lado. Y en el otro, mayorías trabajadoras con salarios a la baja, tarifazos y represión.
No es muy difícil entender que este drama de las familias empobrecidas va camino a empeorar. O nos preparamos para resistir como hacen los misioneros o nos hundimos nuevamente en la barbarie del hambre y la desocupación.
Al calor de las fogatas y los cortes nació la primera organización al servicio de la lucha. Un comité de unidad de docentes y policías para arrancarle al estado provincial los aumentos de salarios necesarios para vivir dignamente. Un comité de crisis del pueblo que no estará al servicio de la represión ni del gobernador ni de Bullrich, sino para garantizar una educación, salud y seguridad que cubran las necesidades de la población trabajadora, la creadora de la riqueza misionera.
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